PEQUEÑO DESCANSO

Año: 1926. Foto: Ruht Anderson

Ruht Anderson en su viaje a Galicia entre los años 1924 y 1926 se acerca A Coruña para plasmar en imágenes la vida de sus gentes, el trabajo, el mar, la pesca…

La entrañable foto de la pareja recoge el alto en el trabajo. Cesta de mimbre entre las piernas con las viandas para reponer fuerzas y seguir con los ladrillos que a sus espaldas esperan.

Entre bocado y bocado la charla, las últimas novedades. Juanito, el pequeño, no ha ido a la escuela tiene un constipado, ha comprado unas xardas para la cena, ya pagó a Maruja la cuenta del mes pasado…

En un rato la mujer recogerá todo en la cesta de mimbre y se irá hacia casa a atender de los hijos que habrán regresado de la escuela, hoy no se acercará a ver a su suegra que está mayor y sola. Tiene que atender a Juanito.

La imagen aviva mis recuerdos de finales de los cincuenta en el pueblo castellano donde pasaba los veranos.

Mi tía Ludi metiendo en un capazo el guiso de macaco, un trozo de queso de oveja y media hogaza de pan. Yo esperando en el portal con el burro. Capazo a las alforjas y yo subido al burro.

Hoy el tío está en la Nava, hay media hora de caminata que encima del burro se anda bien. Al llegar nos sale al encuentro el Sol ladrando con alegría.

La tía reparte la comida y comienza la charla. Ha vendido la piel de la oveja de la última adra, para la cena va a preparar unas patatas con unas raspas de bacalao… a mí el pan me parece duro y mi tío le echa un poco de vino de la bota para que reblandezca  comenzando a contar historias de la guerra. Las trincheras de Brunete, los ataques, cuando alertó al teniente de que no estaba en lugar seguro momentos antes de que cayera una granada.  Y yo durante el invierno leyendo Hazañas Bélicas.

Recogido todo, mi tío vuelve a segar con el dalle y mi tía a hacer gavillas.  Mientras, me acerco acompañado del Sol a una cueva que llaman de los Moros, en su interior hay unos cuantos murciélagos, visito al rebaño de las ovejas, charlando con Domingo, el pastor, que sentado a la sombra hace una cuchara de madera. Los mastines ya se encargan de tener alejados a los lobos.

El regreso a casa es mejor que la ida, vuelvo arriba del carro encima de las gavillas de trigo. ¡Qué feliz soy!

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