LA IBENSE: DE SAN JOSÉ AL PILAR

La Ibense, como los circos, la zarzuela, el Teresa Herrera, la lucha libre, el concurso hípico, las carreras de motos en el Cantón, los toros, las banderas para recibir al dictador… eran cosa del verano.

Los helados en mi niñez solo se consumían con buen tiempo por aquello de que no nos fuera a dar algo por efecto del frío.

Yo era de la Ibense otros, tendrían sus razones, de la Italiana.

Se abría por San José y cerraba en el Pilar.

Fundada por José Villaplana a mediados de los 20 en la calle de San Agustín pasó al poco tiempo a Juana de Vega hasta terminar en los Cantones en 1936 ocupando un comercio de Efectos Navales al lado del The Anglo-South American Bank estando puntual a la cita estival hasta 1992.

Era un local largo y estrecho con mesas de mármol a la izquierda y a la derecha los milagrosos recipientes del helado: mantecado, limón, fresa, crema tostada… y los polos.

Con el cierre del local, el encargado señor Reboredo, abre la heladería Colón con el mismo mantecado, llamado de vainilla, y muchos mas sabores estando abierto todo el año. Los niños hoy no se enfrían por un heladito.

Año: 1936
Años: 60

RELOJERÍA MUIÑOS

La relojería Muiños fue una institución en el mundo del arreglo de relojes, para cualquier desajuste Muiños tenía solución. El establecimiento estaba en la calle Juana de Vega al lado de una fábrica de boinas y enfrente de la popular frutería con loro parlanchín. Hasta 1962 el tranvía que iba hasta Peruleiro amenizaba la jornada con su característico ruido de la campanilla avisando a los ciudadanos de su presencia acompañado del volteo de las campanas de los jesuitas.

Su origen hay que buscarlo en los años 20 cuando Laureano Muiños abre el local rodeándose de un grupo de oficiales y aprendices formando un equipo dedicado a todo tipo de arreglos. Allí se reparaban carretes de cañas de pescar, taxímetros, velocímetros, cuenta kilómetros y hasta máquinas fotográficas como me cuenta Juan el último oficial.

Ya mayor, Laureano, en los 40 deja el negocio a David y Pedro con la condición de conservar el nombre del establecimiento. No se va muy lejos, tiene su domicilio encima del negocio, desde donde sigue echando una mano. Por medio de una cestita con polea suben y bajan los encargos.

Se inicia la segunda etapa con igual dedicación al cliente. Sigue siendo un lugar de trabajo y formación de profesionales que fueron a otros establecimientos de la ciudad.

En 1979 el empuje inmobiliario hace cerrar el negocio como los vecinos de Munín, la fábrica de boinas y muchos más,se va Juan a la calle del Orzán donde hoy sigue atendiendo con el mismo esmero, dedicación y resolución en todo lo que se le demanda. Si Muiños no lo resuelve, es que no se puede.

Su pequeño taller es un lujo de otro tiempo, no puede desparecer al igual que permanecen pequeñas tiendas en el Orzán. Cada vez que voy recuerdo las visitas que hacía con mi padre al establecimiento de Juan de Vega para reparar la cuerda saltada viniéndome a la memoria aquel grupo de hombres inclinados en su mesa con pequeñas pinzas y diminutos alicates profundizando con la ayuda de la lupa monocular en el interior de los relojes.

Año: 1979
Años 70
En el centro con gafas Laureano Muiños . Años 40
Años 60

PUERTAS Y VENTANAS 11

Caminando entre calles y plazas o indagando en fotografías antiguas vamos descubriéndolas, nos atraen por la forma, el colorido, los dibujos; a veces deslumbrantes y ostentosas, modestas en su sencillez, otras en deterioro y abandonadas, con historia o recién llegadas todas forman parte de la ciudad viva. «Disfruta y sigue tu camino»
Fábrica de Armas en la calle de la Torre con Orillamar
Paseo Marítimo
Plaza de las Bárbaras
Torre de Hércules de Francisco Leiro