La Ibense, como los circos, la zarzuela, el Teresa Herrera, la lucha libre, el concurso hípico, las carreras de motos en el Cantón, los toros, las banderas para recibir al dictador… eran cosa del verano.
Los helados en mi niñez solo se consumían con buen tiempo por aquello de que no nos fuera a dar algo por efecto del frío.
Yo era de la Ibense otros, tendrían sus razones, de la Italiana.
Se abría por San José y cerraba en el Pilar.
Fundada por José Villaplana a mediados de los 20 en la calle de San Agustín pasó al poco tiempo a Juana de Vega hasta terminar en los Cantones en 1936 ocupando un comercio de Efectos Navales al lado del The Anglo-South American Bank estando puntual a la cita estival hasta 1992.
Era un local largo y estrecho con mesas de mármol a la izquierda y a la derecha los milagrosos recipientes del helado: mantecado, limón, fresa, crema tostada… y los polos.
Con el cierre del local, el encargado señor Reboredo, abre la heladería Colón con el mismo mantecado, llamado de vainilla, y muchos mas sabores estando abierto todo el año. Los niños hoy no se enfrían por un heladito.