El misterio de lo desconocido, la pesca del compañero fugaz de los múgeles, el momentáneo destape de lo oculto durante años se muestran en breves instantes a paseantes.
Paseando por la ciudad a veces salta la oportunidad, el momento preciso para echar mano a la cámara fotografiando la ocasión que aparece ante nuestros ojos.
Desde pequeño me atrajeron los dos desagües de la dársena. Los múgeles en abundancia estaban siempre en su proximidad. En marea baja aparecían en su totalidad quedando cubiertos en la pleamar. Imaginaba en su interior caminos misteriosos habitados por monstruos que saldrían en las noches para nadar por toda la dársena entre pesqueros, gabarras y barcas. Nunca hasta hace unos días, vi salir el agua en esa cantidad. Fue cuestión de minutos, al poco rato dejó de salir el agua. No llovía. No se cual es la función de esos desagües en el día de hoy. Mi cámara captó ese momento. Prometo que no abrí ninguna llave, no es foto preparada.
Muy cercano al lugar de la foto anterior la grúa está sacando del agua la furgoneta que se precipitó al fondo al saltarle el freno estando aparcada en la proximidad. Los múgeles se quedan sin el compañero que había llegado con estrépito momentos antes, no les dio tiempo a reaccionar, a investigar en su interior, a colonizarlo.
Después de mucho tiempo desalojado el edificio que albergó el cine Avenida y tapado por lonas publicitarias se presenta el momento del cambio de la publicidad para poder contemplar el edificio de Rafael González Villar. Fueron unos minutos. Bajar y subir el cartel publicitario, después otra vez el olvido hasta que hace unos días se ha acometido su rehabilitación. Toca esperar hasta ver el resultado.