FELIZ NAVIDAD, SEÑOR GUARDIA

«Pie de foto” imagen acompañada de pequeño texto sobre un recuerdo, proyecto; sugerencia o provocación

Auténtica imagen de tiempos pasados. La foto es en la Plaza de Ourense, años sesenta,  aunque se repetía en todas las plazoletas donde un guardia municipal ordenaba el tráfico. Durante los días previos a la Navidad comerciantes, distribuidores y particulares iban depositando los regalos alrededor del guardia. Al final de la jornada una furgoneta del ayuntamiento iba recogiendo los regalos para dejar sitio a los nuevos y variados artículos navideños del día siguiente.

A nadie se le ocurría pensar que fuese un tráfico de influencias. Era sencillamente un cariño de Navidad, igualmente que se hacía con el cartero, sereno, barrendero… eso no quiere decir que a algún repartidor si se le ponía una multa, pudiera pensar ¡el regalo de Navidad te lo va a hacer tu madre!

El si bebes no conduzcas no estaba todavía en el Código de Circulación. Eso está claro.

CASA GRADAILLE EN EL CANTÓN PEQUEÑO

En el solar dejado por tres casitas se levanta en 1912 un espléndido edificio cuyo promotor Manuel Gradaille encarga al arquitecto Antonio López Hernández.

Cuando se edifica aún no se había construido el Banco Pastor. López Hernández hace una joya modernista de cinco plantas y bajo donde estuvo la ferretería Fernández y Torres.

Otras obras de este arquitecto son la casa Arambillet en la plaza de Lugo, Casa Salorio en la Plaza de Pontevedra, La Terraza que se fue para Sada, La Llave en San Andrés…

El edificio desaparece en 1979, en su lugar se eleva una construcción de 12 plantas obra de Andrés Fernández-Albalat siendo alcaldesa de la ciudad Berta Tapia (1978-79) y promocionado por construcciones Viacambre. Otras obras de este afamado arquitecto son: el edificio de la Coca-Cola, la Seat, el Casino de la Marina y calle Real, edificio de la Jefatura Provincial del Movimiento (Ocaso) en la Plaza de Pontevedra, edificio de la Cámara de Comercio en Durán Loriga, Rúa Santiago 1, El Pote de Juan Flórez…

Ahí van las fotos para recordar y conocer. Comparemos sin más. Donde había proporción, armonía, galerías y miradores dentro del modernismo se transforma en un edificio que agrede, para mi, el entorno. Dicen los entendidos que es una interpretación nueva de las galerías.

Tal vez, el edificio de Viacambre, salga en afamadas revistas de arquitectura como ejemplo de diseño, de búsqueda de nuevas ideas… yo no lo entiendo.

Año: 191…

Se puede apreciar las casas que se tiraron para hacer el Banco Pastor y en medio de la foto después del callejón el lugar donde se edificó la Casa Gradaille

Construyendo el Banco Pastor

Sin el Pastor disfrutamos con la fachada que daba al callejón de San Blas

Año: 1930
En la actualidad: Edificio Viacambre

SOLEDAD

Arcadas de Riazor. Años: 50. Fuente: José María Vázquez Albertino

Dentro de las numerosas fotos que he ido coleccionando de libros, visitas a archivos e internet hay un grupo que tengo con título “Monjas y curas”. Son fotos donde abundan las procesiones, misas de campaña, bendiciones. Todas con esplendor  y recogimiento.

Ordenándolas hace unos días me fijé que había unas cuantas en que los sacerdotes, protagonistas con sotana y teja, se mostraban en completa soledad paseando por la ciudad.

Aparecen lejos de los boatos de las procesiones, aunque distantes con su negra apariencia. Dos grupos que forman un contrapunto sugerente.

Viendo las fotos de los sacerdotes solitarios, me ha venido a la memoria el cura  del pueblo castellano donde yo pasaba los veranos.

Caminaba alrededor de la iglesia acompañado siempre con un pequeño libro en la mano que leía parándose  a la sombra de la torre del campanario.

Al darnos cuenta de su presencia, los niños,  interrumpíamos nuestro juego corriendo hacia él. “Buenos días don Luis” al mismo tiempo que uno a uno íbamos besándole la mano. Diciéndonos palabras cariñosas nos animaba a seguir con nuestros juegos.

Pocas veces lo vi fuera de su territorio, nunca en la taberna jugando al mus o tomándose un tinto como hacían los vecinos incluidos el médico, veterinario o maestro.

En aquel pueblo tampoco las mujeres iban a la taberna, se juntaban a la entrada de las casas a jugar a las cartas y a charlar por las callejuelas.

Don Luis siempre estaba solo. Acompañado de su libro, era el único libro que veía en el pueblo.

Miento, en casa de mi abuela había un “Quijote” de mi bisabuelo Pedro, “Platero y yo” de un tío que había sido seminarista y una maleta de madera llena de novelas de “Marcial Lafuente Estefanía” y de “Blasco Ibáñez” de otro tío que cantaba jotas cuando estaba contento. Libros que leí en las interminables siestas que me obligaban a echar para protegerme del sol castellano.

Quedan para otro día las fotos de procesiones y misas de campaña.

Mercado de Santa Lucía
Fuente: A.R.G.
Año: 1950. Fuente: Aurelio Paz
Calle Real