A principios del siglo XX la zona en donde hoy está la Plaza de Portugal, Playa Club, rotonda de las Esclavas era un lugar de expansión y diversión de la ciudad. Abundaban las casas de baños “La Primitiva”, kiosco de música, recintos para celebrar comidas y bailes como “El bosque de Bolonia” espacio amurallado conocido por “Quinta Villardefrancos” donde se celebraban actuaciones musicales con frecuencia.
“-Adiós, Pepe.
-Adiós, Antonia.
¿Dónde vas tan elegante?
-Pues, al Bosque de Bolonia
a merendar muy campante.
-Si yo pudiera ir contigo
y no le fuese cargante,
llegaría hasta el postigo
del gran Bosque exuberante,
que, me gusta, te lo digo,
de manera exorbitante.”
Abundante vegetación, arbolado, fuentes, maceteros y esculturas. Al fondo del paseo, el viejo campo de Riazor levantado en 1909. Aún faltaba mucho para que a comienzo de los 50 llegasen las Esclavas a establecerse en Riazor, antes habían estado en Juana se Vega desde 1888 y en Teresa Herrera.
La zona había ido conformándose a imitación de Santander y San Sebastián, tal vez más modesta, aunque acogedora y tranquila donde los coruñeses se divertían ordenados a la hora de tomar el sol: hombres en un lugar, mujeres y niños en otro.
Demasiado espacio para no tentar la ambición a emprender la construcción de edificios desproporcionados, de instalaciones hosteleras invasoras. De aquel glamour coruñés quedan unos árboles delante del colegio y la cercana Ciudad Jardín como un remanso de paz.
Disfrutemos con nostalgia de estas fotos.