“Pie de foto” imagen acompañada de pequeño texto sobre un recuerdo, proyecto; sugerencia o provocación.
De esta imagen del cuadro de Pablo Gallo en la realidad ya no queda nada. La piqueta se llevó, por mandato municipal, el entrañable lugar que según parece era un tapón urbanístico. De la vieja “Nova pataca” solo está el recuerdo.
Lo conocíamos por “el bistec”, una taberna incrustada en el rinconcillo de la calle Huertas donde, desde principios de los cincuenta Manolo ofrecía para acompañar al vino o cerveza una tapa de finas patatas con un trocito de bistec atravesada por un palillo.
Lugar de parada diaria ya fuera al mediodía o a la tarde. Nos reuníamos lo más variopinto de la ciudad. Empleados de banca, funcionarios, el barrendero de la zona y grupos de desarrapados, con barbas y largas melenas, formados por poetas, pintores, fotógrafos, cineastas… y aspirantes a maestros que haciendo un alto en el trabajo unos y en el deambular otros nos metíamos en aquel lugar tranquilo y acogedor. Un día Manolo tuvo a bien ampliar su oferta y añadió a las finas patatas y a su eterno palillo un trozo de salchicha bautizándolo como Puskas, no en vano el gran futbolistas tenía una fábrica de salchichas.
Manolo y su mujer cumplieron años y después de mucho trabajo dejaron el negocio a la juventud. Jose, el nuevo dueño siguió ofreciendo lo mismo y los parroquianos seguimos acudiendo con algún refuerzo añadido por eso de la renovación generacional.
Hasta la pintura de Dávila en las paredes siguió desafiante cada día con un poco más de grasa pero firme. Acompañando al viejo mural se fue colgando la obra de jóvenes pintores como Gallo, Branda… que aportaba al local un nuevo estilo artístico.
La piqueta se llevó “el bistec” y Jose tuvo que cambiar de aires encaminando sus pasos a la cuesta del Matadero dejando en el camino de mudanza los queridos bistecs y las deliciosas puskas.
Ahí queda el cuadro de Pablo Gallo como recuerdo de un lugar donde disfrutamos de compañía y animada charla acodados en mesas y toneles frente a un plato de bistec, patatas y palillo.
La Semana Santa que se acerca me trae a la memoria aquel Viernes Santo a finales de los sesenta en que el bueno de Baixeras pidió como siempre “dos bistecs”, Manolo dijo “hoy no hay, es abstinencia”, “¡Pues, pon dos Puskas!”