ALEGRÍA EN BLANCO Y NEGRO

“Pie de foto” imagen acompañada de pequeño texto sobre un recuerdo, proyecto; sugerencia o provocación

Pasacalles por los Cantones. Principios del siglo pasado. Foto: Blanco.

“¿Papá,  cuando tú eras pequeño existía el color?» ¡Claro que existía! aunque el contemplar las viejas fotografías de los abuelos en su escuela, de bodas y comuniones, de actuaciones teatrales, del hermano del abuelo  que hizo la mili en África,  hacía dudar a una de mis hijas. Después de repasar los álbumes familiares remataba con “dais un poco de pena, que tristes”

La vieja foto de Blanco de principios del siglo no da pena ni es triste. Tal vez nostálgica. Es un conjunto alegre en que forman parte una banda infantil que desfilan sobre los railes del recién estrenado tranvía en el Cantón Grande, habiéndose olvidado con la emoción de las órdenes recibidas en los ensayos: ¡cuerpo derecho! ¡mirada al frente! Al lado un hombre que podría ser el director parece haber claudicado. Los más emocionados son los gorrillas que se unen al  pasacalles entre envidiosos y provocadores.

El confinamiento me impide salir a la calle para hacer una foto con similar encuadre. No ha quedado nada. ¡Eso si que da pena! Aunque tenga color.

"DEMASIADA CALMA EN LA CIUDAD" DE PABLO GALLO

Calle de San Andrés. Acrílico sobre lienzo.

Al anochecer me acerco una vez más a la ventana. La calle está aún más vacía, los pocos coches que han circulado durante el día han  desaparecido, de vez en cuando algún transeúnte en compañía de su perro hace el último paseo.

Las sombras y el silencio lo van inundando todo. Es en este momento cuando siento la llamada para bajar y rodearme de ese ambiente. Cuánto me gustaría pasear por esas calles, caminar entre edificios, plazas, árboles en completa soledad. No oír nada, no ver a nadie.  Lucho contra la llamada que me haría desobedecer las indicaciones dadas por las autoridades en la lucha para vencer al virus amenazador, permanezco acodado en la ventana viendo la calle.

Recuerdo ahora  unos cuadros de Pablo Gallo bajo el título “Demasiada calma en la ciudad” veo sus colores mortecinos, la luz desvaída. Me atraen haciéndome las mismas preguntas ¿qué ha pasado? ¿qué tragedia ha llevado a este silencio y soledad?…

Desde la ventana pienso en el pintor paseando por la ciudad entre el bullicio y la luz. Tomando apuntes, bocetos. Vaciando, anulando las personas, la luz viva, la vida… para consumar en el estudio su inquietante obra.

Renuncio completamente a bajar a la calle haciendo el proceso contrario que el pintor. Pongo  luz, alegría, el ir y venir en la calle viva, deseando la victoria sobre el virus amenazador.

Estrecha de San Andrés
Foto Tonecho, Plaza de España
La Tasca, calle Mantelería
Jamonería Alameda, calle Alameda
A Nova Pataca, Travesía Huertas
For, calle de la Estrella
La Bombilla, calle Galera

DAMA CON PERRO Y COLLAR

“Pie de foto” imagen acompañada de pequeño texto sobre un recuerdo, proyecto; sugerencia o provocación

“Retrato de Dona Herminia R. Borrell Feijóo 1930-1939 Olmos Mesa, Elena (1899- 1983)”.
En el Museo de Belas Artes, A Coruña.

Adusta, altiva, distante. La joven del cuadro es Herminia Borrel (1897-1971) de acaudalada familia de Camariñas que amasó fortuna en Cuba con negocios del azúcar. Padre emigrante que se casa con la hija de un militar de alta graduación que regentaba la industria azucarera en la isla caribeña.

Quieren para su hija lo mejor: posición y estudios. En las Torres de Meiras siendo anfitriona la Pardo Bazán se celebra su puesta de largo. Según las crónicas de la época deslumbra por su belleza. Alta, morena, con el pelo recogido en la nuca cautivaba a los invitados. Años después su amiga Elena Olmos, discípula de Sotomayor, le haría el cuadro expuesto en el Museo de Belas Artes.

Los padres buscan más y la mandan a Londres para que aprenda inglés. En Londres comienza una vida de descubrimiento de los ambientes más selectos de la ciudad. Noches de fiesta continua, de libertad, se siente libre y la ejerce sin freno. Conoce a un joven armenio Nubar Gulbenkian hijo de Calouste Gulbenkian un magnate del petróleo con quien se casa en 1922 por el rito armenio. Empieza un sin parar recorriendo Europa en coches exclusivos y descansando en las grandes suites de los mejores hoteles.

El armenio se fija en una nueva mujer y la de Camariñas no lo acepta, despechada se divorcia volviendo a A Coruña, a sus treinta años, fijando su residencia en el Pazo de Sigrás, el matrimonio ha durado seis años.

En A Coruña deslumbra a la sociedad provinciana. Viste pantalones, fuma, conduce, anda en bicicleta, juega al tenis en el Sporting Club del Leirón. Vive una vida fuera de las convicciones sociales de la época. Los coruñeses miran, hablan y admiran…

Siguió visitando Meirás con los nuevos inquilinos,  acompañaba a Carmen Polo en las  visitas y compras. Su belleza llegó a cautivar a Franco “Tu hermana es una mujer de bandera” comentaba a su hermano Max, marido de una hija de Sotomayor y gobernador civil de A Coruña, cuando iban a pescar en Ribadeo.

 Al final de sus días empezó a olvidarse del mundo en el que había disfrutado y muere en 1971 en el pazo de Sigrás en compañía de sus queridos animales.

Información recogida:

Nós Diario. Xoan Costa.

Vanityfair. María Villardón.

La Opinion. Isabel Bugallal.