CALLEJÓN DE SAN TELMO

Era el lugar de la salida discreta del viejo Coral de la Estrella cuando se alargaba la sobremesa cerrando los últimos flecos de algún negocio. Allí estaba César Gallego flanqueando la pequeña puerta con amabilidad y seguro de haber cumplido.

 Los comensales quedaban conversando en los dominios del fraile predicador, confesor y milagrero nacido en Frómista en 1190 que fue confesor de Fernando III y que acompañó en sus luchas contra los infieles antes de recalar en Galicia convirtiéndose en protector de los pescadores.

Hace unos días descubrí este mural al comienzo del callejón de ida y vuelta en recuerdo del protector de los marineros que empieza y termina en rúa Nueva.

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